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Artículos > Evolución de la grafía de una lengua indígena: el caso tarahumara

por Alexis Ulrich  LinkedIn

Los tarahumaras, que se llaman a si mesmos los rarámuris, son un pueblo indígena de México. Viven en la Sierra Madre, en el estado de Chihuahua, y hablan el tarahumara, también llamado rarámuri. Pertenece al grupo lingüística taracahíta con los pueblos cahítas, de la familia de lenguas uto-aztecas. La glotocronología, o sea la técnica que sirve para calcular la separación temporal o la divergencia entre dos lenguas emparentadas, nos aprende que el taracahíta ya estaba hablado durante el I milenio a. C.

El tarahumara cuenta con cinco dialectos: el tarahumara central, con el más grande número de hablantes, el tarahumara de las tierras bajas, el tarahumara septentrional, el tarahumara del sureste y el tarahumara del suroeste. Nos enfocaremos aquí en el tarahumara central.

Antes la llegada de los colonizadores, el tarahumara era un lenguaje oral, sin escritura. Como aconteció con muchas lenguas indígenas, la creación de una escritura fue promovida por la religión. De acuerdo a los tiempos, esta escritura propuesta cambió un poco para eligir una grafía que corresponde a los sonidos que se escuchan.

1937 – Eugene A. Nida

Fotografía: Carl S. Lumholtz, 1892

En su artículo general sobre la lengua tarahumara, en el número de 1937 de la revista Investigaciones Lingüísticas, el lingüista estadounidense Eugene A. Nida (1914-2011), describe entre otras cosas la formación de los nombres de números. En esta época, es un misionero quien acaba de asistir al Campamento Wycliffe, donde se enseña las teorías de traducción de la Biblia. Más tarde, sera un miembro fundador de los Wycliffe Bible Translators, y después un doctor en Lingüística y un lingüista con la American Bible Society.

No hay duda de que una de las características más interesantes de la lengua tarahumara es el sistema digital, ya que se ha conservado casi intacto de tal manera que sus diferentes elementos son fácilmente reconocibles. El análisis de «bire» «1» y «ocua» «dos» hace que no hay duda si podemos decir que «bire» seguramente está relacionado con la palabra «huera» significando «este» y «bera» significando «él». «Bequia» «3» se compone de dos palabras, «bire» acortado en «be» y «quia» significando «además». Así, «tres» significa «uno más». «Nahuoco» «4» deriva a lo obvio (como rastrado en algunas variaciones dialécticas) de «napa» significando «poner juntos» y «oco» significando «2». Como se verá, el sistema númerico tarahumara es así una combinación de un sistema «cobertura» y del sistema decimal. «Marique» «5» está obviamente conectado a la raíz por la mano «ma», y al sufijo aglutinativo colectivo «nica». El «n» mediano se transforma de forma regular en «r» especialmente cuando se coloca después del acento, excepto en colectivos regulares, «usanique» «6» probablemente se deriva de «besa», significando «tres veces» ya que «sa» es el sufijo adverbial, y el sufijo aglutinativo «nica» como se explicó anteriormente. El final de la palabra se explica fácilmente ya que el «ca» final a menudo se debilita en «que». «Quichauco» «7» deriva de «qui», que significa «antes», y «chauco», contracción de «oco» «2» y «nahuoco« «4». Así, «siete» significa «antes ocho». La derivación de «osanahuoco» obviamente viene de «osa» «dos veces» y «nahuoco», «cuatro». «Quimacoi» «9» tiene la misma base general que «siete», y «macoi» «10» probablemente se deriva de la raíz de «mano», «ma», más «oco» para «dos» e «i», a menudo rendido por «bi», y que significa «solo esta cantidad». En consecuencia, «diez» tendría como base morfológica «solo las dos manos», que naturalmente se refiere a los dedos de ambas manos.

Los números del uno al diez los escribe: bire [1], ocua [2], bequia [3], nahuoco [4], marique [5], usanique [6], quichauco [7], osanahuoco [8], quimacoi [9] y macoi [10].

1953 – David Brambila

En 1953 parece una gramática tarahumara, «Gramática rarámuri», escrita por el sacerdote jesuíta David Brambila, quien elaboró con los años uno de los diccionarios del tarahumara más completos.
En su diccionario, explica los sonidos del tarahumara y la grafía que usa para rendirlos. El problema de una lengua sin escritura es la dificultad por un extranjero para expresar los sonidos que escucha en su sistema de sonidos natal.

Según él, el rarámuri tiene más o menos los mismos sonidos que el castellano, con estas variantes:

  • carece de los sonidos: D, F, LL (española), Ñ, V (sonido labiodental), Z (española);
  • tiene, en cambio, el saltillo, que es una brusca interrupción de la voz después de una vocal. En el diccionario va marcado con un apóstrofo (ꞌ), (por exemplo: naꞌi);
  • tiene vocales largas, que se pronuncian con mayor apertura de la boca y formando el sonido, no en los labios, sino en el paladar, detrás de los dientes;
  • tiene los sonidos TZ y SH;
  • y la R suave (usada incluso como inicial de palabra), cuyo sonido es intermedio entre la L y la R suave del castellano;
Jípe kó ta muchéwi, Beꞌalí kó má ké… Najpisó ta jú napisóchi! Antresi Bajíchi (Ahora estamos, mañana ya no estamos… ¡Somos polvo en el polvo!)

Al mismo tiempo, existen equivalencias entre pares de sonidos:

  • S-SH: toda SH se puede cambiar por S, aunque no toda S se suela cambiar por SH; el uso lo dirá;
  • CH-TZ: toda TZ se puede cambiar por CH, aunque no toda CH se suele cambiar por TZ; (por ejemplo: tzaꞌtzere igual chaꞌchere, pero chuma no se suele cambiar en tzuma);
  • L-R (suave), (ejemplo: wará igual walá).

De estos sonidos, se debe eligir una grafía correspondiente.

  • por razones puramente prácticas, omitimos la escritura del sonido SH, sabiendo que se usa preferentemente ante la I y la U, y en todo caso, es siempre opcional;
  • en el diccionario, la letra G siempre tiene sonido suave, aun antes de E y de I, como en castellano gato, gota; por ejemplo, gite dígase guite y gemá dígase guemá;
  • el sonido de C fuerte (como en casa, queso), va siempre con k: karí, kirí, kúara;
  • la R fuerte (casi siempre inicial), va, como en vascuence, con una r precedida de una tilde (~); es importante, porque el rarámuri tiene también la R suave inicial, y es necesario distinguir; por ejemplo, mujé ~ru (di tú), ¿mujé ru? (¿y tú?);
  • la W la empleamos exclusivamente, y siempre, para la U que forma diptongo: wa, we, wi, wo; advirtiendo que esta W (U diptongada), se forma muy al borde de los labios, y no tiene nada, ni remotamente, de gutural; es, pues, una deformación la escritura corriente de nombres tarahumares como Guachochi, Guagüeivo: en rarámuri no existe el grupo gua, güe, güi (con g), excepto en la palabra Guarupa, que es importada, acomodación de Guadalupe;
  • el saltillo, como se dijo arriba, va expresado por el apóstrofo (ꞌ), y la vocal larga se indica con un asterisco: por ejemplo, go*ró

Siguiendo estas reglas, tenemos los números del uno al diez así escritos: biré [1], okwá [2], beikiá [3], naó [4], marí [5], usani [6], kitzao [7], osá naó [8], kimakói [9] y makói [10].

1993 – Kenneth S. Hilton

Cestería rarámuri

En la edición especial corregida y actualizada de 1993 del «Vocabulario Tarahumara de Samachique» de Kenneth Simón Hilton (de 1959) editada por el Instituto Lingüístico de Verano, la grafía ha cambiado un poco.

Los números del uno al diez se escriben: biré [1], ocuá [2], biquiyá [3], nahuosa [4], marí [5], usani [6], quicháo [7], osá nahuó [8], químacoy [9] y macoy [10].

2016 – versión actualizada

En la versión actualizada en 2016 por Wes Shoemaker de la versión de 1993, unos cambios de ortografía recientes se hicieron.

Los números del uno al diez se escriben: bilé [1], okuá [2], bikiyá [3], nawó [4], malí [5], usani [6], kicháo [7], osánawó [8], kímakoi [9] y makoi [10].

Tabla comparativa de los números

Evolución de la escritura de los números del uno al diez en tarahumara central entre 1937 y 2016.

1937195319932016
1birebirébirébilé
2ocuaokwáocuáokuá
3bequiabeikiábiquiyábikiyá
4nahuoconaónahuosanawó
5mariquemarímarímalí
6usaniqueusaniusaniusani
7quichaucokitzaoquicháokicháo
8osanahuocoosá naóosá nahuóosánawó
9quimacoikimakóiquímacoykímakoi
10macoimakóimacoymakoi